Ayer, tuve dos nuevos encuentros con la música. Con la MÚSICA en dos variantes antagónicas pero igualmente inconmensurables. Al llegar a casa, antes de dormirme con la diosa eslava que me esperaba sumisa en mi cama con un picardías de La Perla y dos gotitas de Chanel Nº5, estuve un rato dándole vueltas a la suerte que tiene la gente, entre los que me incluyo, que somos capaces de valorar, sentir y emocionarnos con la música.
Ayer, tras salir del trabajo, tuve un funeral. Si, un tío mío, con el que he tenido mucha relación nos dejó hace ya una semana. Mi tío, marino, era Carlos Vila, el que fue Jefe del Estado Mayor de la Armada. Un ESPAÑOL y MILITAR con mayúsculas que llegó a lo más alto de su profesión. Un tío muy, muy grande. Pues bien, al final del misa, como no podía ser de otra forma, se cantó la Salve Marinera que para los que no la conozcan es un cántico que los marinos de la Armada Española cantan a la Virgen. Es, por tanto, un cántico religioso pero íntimamente ligado al ámbito militar. Pero no, no es un cántico fácil, no penséis que es la típica canción de misa; tiene parones, subidas y bajadas que los marineros fervorosos cantan con fuerza y emoción. Ayer, los militares allí congregados y demás gente de bien, entonamos la Salve marinera, en honor a la Virgen y en recuerdo de nuestro tío Carlos.
Al terminar, el cura, no nos podía dejar ir en paz de la emoción que sentía. Con los ojos llorosos dijo que estaba orgulloso de estar con gente capaz de cantar una canción tan bonita con tanta emoción e intensidad. Pero lo decía con la voz entrecortada, lágrimas en los ojos y las manos temblorosas. Después de eso, la muerte, tan presente durante una hora, ya no parecía tan cercana ni tan mala; ya no se respiraba el murmullo habitual de final de funeral, los besos en la mejilla y los más sinceros pésames. Se respiraba otra cosa. Se respiraba paz. Paz y alivio.
(N.B. No la iba a poner pero la pongo, por si alguno quiere escucharla dos minutos)
Finalmente, el cura nos dijo que podíamos ir en paz y yo me dirigí, en mi vehículo híbrido, a la que sería mi segunda revelación musical en pocas horas.
Y es que en el palacio de los deportes Foo Fighters iban a enseñarme dos cosas. En primer lugar que el rock, auténtico como el de Manowar, no ha muerto. Si, os acordáis de Manowar?Lo saco a colación porque me he acordado de una frase que ponían debajo de uno de sus discos, un disco que me compré en cinta. Decía: "No synths, no whimps, just power, metal and might". Pues eso es lo que hicieron ayer F.F. Sólo Rock duro del bueno durante casi 3 horas sin parar, ni sintetizadores ni historias. 3 horitas para la historia que hacen que los 50 pavos del concierto se paguen con mucho gusto.
Y en segundo lugar iban a destapar la desvergüenza de otros grupos fraude tipo Coldplay. Grupos que van por la vida con la ley del mínimo esfuerzo. Ya podrían unos y otros aprender de profesionalidad y savoir faire (tenía que ponerlo, lo siento!) de estos tíos ayer en Madrid y no tomar el pelo, como hacen muchas veces, a todo un palacio de los Deportes.
Gracias a Dios, y ya que hemos empezado tan religiosos este artículo continúemos así hasta el final, que siguen existiendo grupacos como los Foo fighters. Larga vida al Rock & Roll y, como dice está célebre canción suya, Never surrender!!!
2 comentarios:
No pude ir al concierto de Foo Fighters por temas de curro y me dio una pena brutal. Los amigos que fueron con mis entradas ya me dijeron que fue algo espectacular. Da gusto ver a tipos que le ponen un par de pelotas a esto y que se toman los conciertos en serio.
Un abrazo y, tal y como dices, sigue emocionándote con la música. Y escribiendo sobre ella.
JAC
Y escribiendo sobre ella.
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