8/10/07

Analistas: vendedores de humo y expertos en lo que ya ha pasado.

Hace tiempo que no sigo el tema de la bolsa. Últimamente, tal y como se han puesto las cosas parece que nadie invierte. El tema es que estoy leyendo el periódico el domingo y me topo con el siguiente breve artículo sobre una de las compañías de las que más se habla (en el mal sentido, claro) últimamente.

El 1 de diciembre despegaba la compañía aérea de bajo coste Vueling en Bolsa a 32,55 euros por acción fundada por Carlos Muñoz. Su evolución es un impresionante ejemplo de los fallos del sistema financiero y la desinformación que puede llegar a sufrir un pequeño inversor sin que pase nada. Hace apenas 10 meses Goldman Sachs colocaba el valor a al menos eso 32,5 euros de salida. Pasó en enero y Santander Bolsa llegó a fijar un "precio objetivo"- es la curiosa expresión empleada en la jerga de los analistas- de 50 euros. Llegó febrero y Deutsche Bank lo elevaba a 52. En marzo Dexia pasaba ya a 53. Pero Vueling empezó a volar bajo en Bolsa. El 17 de julio Renta 4 recomendaba comprar porque a 28 euros era barato. Dos días después Goldman lo veía a un máximo de 20. Ya el pasado día 2, Goldman no daba más de 2,5 euros por la empresa, es decir, un 91% menos que lo que decía hace 10 meses. Hay que reflexionar.

Pues claro que hay que reflexionar, joder. Resulta que tras miles de entrevistas hace ya siete largos años, recién acabada la carrera, tanto Goldman Sachs como Deutsche Bank finalmente decidieron no contratarme. Recuerdo esos días de tensión en Londres como una experiencia enriquecedora, un esfuerzo que había que hacer pero que como tantas otras cosas a lo largo de mi vida resultó un esfuerzo inútil. Una vez más la pelota cayó en mi campo, como en la película Match Point. El tema es que tras muchas preguntas y cuestiones no fui contratado y con 22 años recién cumplidos perdí para siempre el tren de las altas finanzas. Pudo ser pero no y mi vida ha seguido un curso diferente, nunca sabré si mejor o peor pero desde luego diferente.

A lo mejor no me cogieron porque no acerté o no supe algunas de las dificilísimas preguntas que me hicieron esos días. A la vista del artículo, como con Vueling, tenía que habérmelo inventado.

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