6/10/11

"Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar ahí..."
Steve Jobs. Discurso en Stanford.


No podía ser menos que el resto del mundo y, antes de irme de mi trabajo, querría dedicar unas breves líneas al hombre que ha copado todas las portadas y todos los titulares de un día como hoy. Aunque, ya que estamos hablando del agitador del uso de internet, tal y como lo conocemos, debería decir que ha sido el trending topic y el hashtag más repetido en el día de hoy.

Y es que hoy es un día triste. Un día que, no por previsible deja de tener su punto amargo. Se nos ha ido una de las mentes más preclaras y visionarias de los últimos 30 años. Un hombre modificador de las costumbres de todo un planeta, de nuestra forma de ver las cosas pero sobretodo de experimentarlas. Para muchos un gurú capaz de cambiar la forma de hacer negocios, de hacer productos, de vivir la vida. Un personaje que metió en nuestro bolsillo, de la noche a la mañana 10.000 canciones o una pantalla con teléfono o una pantalla con.. Pantalla! Un creador único, un empresario tenaz y brillante que no se conformó con superarse una y otra vez, con levantarse una y mil veces, si no que buscó, hasta el final, ese producto perfecto. "Eso" que nos iba a cambiar la forma de vivir de manera absoluta.

Hace años, cuando salió el iPod, no lograba entender el éxito tan desmedido del producto. Al poco tiempo había productos similares a menor precio y además el software necesario para utilizarlo, el célebre iTunes, era complicado incluso para mi. "No, no y mil veces no", me dije. "No caeré al consumo masivo".

Sin embargo veía a mucha gente con su aparatito, dándole vueltas a la rueda. Y ese clic-clic-clic. Y esos cascos blancos que mira que son malos pero que todo el mundo llevaba. Y un buen día una amiga mía volvió de viaje y, de regalo, sabiendo lo muchísimo que me gusta la música, me regaló uno. El primer iPod nano, el de 8 gigas, creo recordar.

Así que me llegó en ese paquete tan pequeño, sin instrucciones y sin líos. Lo saqué de la caja, instalé el iTunes y ya me enganché para siempre. Clic-clic-clic.. Miles y miles de canciones. Toda tu música estaba ahí para que la encontrases siempre que quisieras, y era tan fácil! Y el tiempo pasó y salió la pantalla a color y le pedí a un colega que me trajes el de 30 gigas de EEUU, que quería meterlo todo (aunque luego también se me quedó pequeño). Y me lo trajo en negro y desde la oficina gestioné canciones, listas de reproducción y demás. Clic-Clic-Clic…

Pero entonces, mientras avanzaba en el uso de esa herramienta superior, utilizada incluso por DJ's para gestionar la música, me llegaban peticiones de muchísimos amigos para que les llenase su iPod con música. iPods de todos los tamaños y formas que se encontraban en cajones olvidados, vestigios de un regalo tecnológicamente demasiado avanzado para su receptor y que aguardaban, pacientes, a que el bueno de Chazman cogiese su cable blanco y los enchufase a su iTunes dándoles vida.

Hubo un tiempo que tenía, en el margen izquierdo del iTunes, no menos de 7 u 8 listas de reproducción según los gustos de cada uno de los iPods que gestionaba.
Fue ahí, y sólo ahí, cuando me di cuenta de la genialidad superior del hombre que hoy se ha ido.

Su estrategia comercial, y esto no es mío es de marketing, es el grado óptimo de "desnate de un producto". "Desnatar" un producto es la estrategia que se debe llevar a cabo cuando se tiene algo muy avanzado tecnológicamente. En una primera fase lo sacas a un precio muy elevado para cubrir los gastos de I+D+i (he metido la i minúscula en tu honor, Steve). En ese momento el producto se vende únicamente entre los más sensibles a esa tecnología premium, digamos para simplificar, entre los más "techies".

Al poco tiempo tu producto empieza a ser copiado pero ya no te importa porque lo has "desnatado". Ahora, con los costos de I+D+i amortizados sólo te queda bajar el precio y empezar a venderlo a un público mucho más amplio que ahora puede acceder a él, al estar más barato, y que además demanda tu producto porque es la referencia. Claro, es el primero, el que tienen todos los "tecnológicos".

Y es que en su afán por crear productos bonitos y deseables, logró el sueño de todo empresario: generar necesidades nuevas para mucha, mucha gente y necesidad imaginarias para el resto de la gente. Necesidades que muchas veces dejan de serlo una vez que compras el producto. Una vez que lo tienes, puff! Se desvanece.

Porque hay que tener esos productos blancos: el iPod, el iPhone y ahora el iPad… Y cuanta gente, todavía hoy, tienen uno, dos o incluso tres de estos productos, productos no necesariamente baratos, y no saben como funciona el iTunes? Y es que, como leí una vez, Apple no tiene clientes, tiene fans. iFans, diría yo.

Finalmente, lo único que no he encontrado por ningún lado, por más que he buscado en todo lo que se ha escrito hoy, es algún artículo haciendo referencia a esa "i" minúscula que acompañaba casi siempre a las geniales creaciones de la Manzana. Y si, buscando y buscando, aquí puede estar la explicación, en palabras del propio Jobs hace ya algunos años:

"Most people think that the “i” in iMac refers to its fast networking and easy-to-use Internet features. That’s true. But everything from its unique design to the power of iMac points to something more, something different. The “i” in iMac also stands for innovation, interactivity, intranet, ideas, interesting, illumination, imagination"

innovadaor. idealista. iluminado. imaginativo. Todo eso era Steve Jobs. D.E.P.
 

2 comentarios:

Quique dijo...

Me ha gustado el final, esta muy bien para un celebrity..que pena que comprometido no tenga i una inicial. Aunque se puede añadir..

Anónimo dijo...

Muy bonito, aprovechando el memorable discurso de Jobs en Starnford, me ha venido este otro tb emocionante:
http://www.youtube.com/watch?v=My2ym2_pAkA