No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver".
Mario Vargas Llosa
Elogio de la lectura y la ficción - Discurso del Nobel
1 comentario:
Muy buen texto de Vargas Llosa, el nacionalismo como cualquier fanatismo es algo que limita y condiciona el desarrollo del ser humano, produce una tendencia generalizante perjudicial para la formación de individuos particulares y autodeterminados. Lo mismo ocurre con la religión y la política pastoral. Interesante blog, saludos
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